viernes, abril 21, 2017

Mac y su contratiempo, Vila-Matas

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Yo creo que la escritura ha de ser siempre verdad, escribe Lorena, en su ya consolidado blog, en el que ha conseguido, sin proponérselo, porque así debe ser, una voz tan propia como la que busca Mac, cuando es precisamente lo que tiene de serie, una voz tan propia, como la de Vila-Matas, como la de Sánchez y como la de todos los personajes que este verdadero escritor nos construye cada poco tiempo, para nuestro deleite, y salvación. En la búsqueda de la voz propia es donde reside la verdad, y en ese camino nos encontramos todxs los eternos aprendices de escritorxs. En ese eterno deambular entre las calles de nuestras ciudades, yo también soy Mac, Tengo el mismo contratiempo, las mismas dudas. Reconocerme en Mac me reafirma en mis convicciones. Me reafirma, sobre todo, en que hay que seguir buscando la verdad, porque ésta sólo existe en la búsqueda. No hay final, y así debe ser. Escribir es tratar de saber lo que escribiríamos si lo hiciésemos, ahí es nada. No hay mejor aliciente para seguir, o para recomenzar cada vez que nos enfrentamos a la página en blanco, que es exactamente la misma cosa que comenzar cada día. Construir, rasgar, dejar huella de que se está, de que se busca y se quiere mantener intacto ese impulso genésico que como dijo la gran Rosa Chacel es el primer motor de la vida, de la escritura. ¿que no hay lectorxs? ¿importó alguna vez a las irrefrenables voluntades que dedicaron su vida a la escritura? No. Al menos no a lxs que tienen manos como prolongación de sus ojos y no escatimaron horas de vida para describir la inextricable levedad de la existencia. Sigamos pues, en la búsqueda, y si puede ser acompañadxs de Lorena, de Vila-Matas y de Rosa Chacel, entre otros, el paseo será tan fructífero como el de R.Walser, aunque el final esperemos que sea un poco distinto.  

1 comentario:

Lorena dijo...

¡Hala, qué ilusión y en qué buena compañía me encuentro! Yo creo que escribir lo que sea es siempre una permanente búsqueda, es algo inacabado. Y, claro que sí, hay que seguir siempre. Muchos besos, doñabande.